lunes, 6 de agosto de 2007

Yin Yang: La ley suprema

El pensamiento chino concibe al universo como una totalidad en la que todos los elementos que la forman se corresponden. Una ley universal regula al hombre, y a la naturaleza, siendo esta la manifestación de un orden establecido por el cielo.
Cuando hablo de este tema en clases o charlas, comienzo preguntando que idea tienen sobre yin –yang. Por lo general escucho: frió-calor, masculino-femenino, día-noche, o también algunas afirmaciones de carácter esotérico, pero escasamente alguien plantea el termino “clasificación”. En realidad la teoría del yin yang no es relativa a energías, ni sustancias, ni elementos esotéricos, es nada mas ni nada menos que un criterio de división y clasificación fenomenológico, con un principal interés dialéctico. Mas allá de esta pequeña introducción, es necesario comprender que la teoria del yin yang abarca todos los aspectos de la medicina oriental siendo imprescindible dominarla para abordar con eficacia cualquier técnica de curación.

El suplemento que figura a continuación fue escrito por el Maestro Masunaga en la revista Ido No Nippón.

Daniel Donatto

Suplemento
YIN-YANG

Yin y Yang son la ley del universo,

el principio basal de la creación,

la madre y el padre de toda la manifestación,

la razón de la vida y de la muerte…”

Así habla el “Neï-King Sou Wenn” (Cap. V) (1).

El principio del Yin-Yang es una de las nociones fundamentales de la filosofía del extremo-oriente, que designan la bipolaridad o “determinación” a través de fuerzas opuestas y solidarias, cuya actividad y el juego constante de las alternancias e interacciones, determina toda la manifestación y desarrolla su devenir.

Según la tradición oriental, en el origen de todo se encuentra el “Gran Uno”, o “Supremo Uno” – el “Taï-I” o “Taï-Chi” (Lit.: “viga”), el “Tao” con un nombre (el “Ser”), primera determinación del “Tao sin nombre” (“Wou-Ki”: el “No Ser”) que a través de una suerte de polarización de sí mismo se proyecta y luego engendra y despliega su manifestación.

“El Tao engendra Uno

Uno engendra Dos

Dos engendra Tres.

Tres engendra los 10 000 seres”

dice el “Tao Te King” (Cap. LXII) (2), la primera dualidad fundamental, es la de la Esencia y de la Sustancia Universal, que la tradición china designa como el Cielo y la Tierra -los dos polos entre los que se sitúa toda la manifestación dos términos, uno principio activo, masculino, otro, principio pasivo, femenino, de los cuales participan, como todas las combinaciones y especificidades de esta primera dualidad, la totalidad de las cosas y fenómenos en el universo. “No es sino respecto del mundo que se manifiesta que puede tratarse Yin y Yang: en su principio común, anterior a cualquier determinación, los dos son uno, en un estado de indivisión e indistinción”.

Esta noción del Yin-Yang como proceso de producción y de transformación de todo lo que adviene entre Cielo y Tierra es la base misma, aunque los términos aún no figuren, de toda la filosofía del “Yi-King” – el “Libro de las Mutaciones” –, de la cual la tradición china hace remontar al mítico emperador Fu-Shi la paternidad de los dos principios que aquí se designan bajo los nombres de “claro” y “oscuro”. Luego aparecerían los términos de “Yin” y “Yang” entre los siglos 10 y 8 anteriores a nuestra era y a partir de los siglos 4 / 3, se adoptarían definitivamente. La escuela filosófica del mismo nombre desarrollaría la teoría relativa a dichos términos tal como figura claramente en el “Sou Wenn”, que sería retomada por los Taoístas y los Confucionistas.

Etimológicamente, los términos Yin y Yang son en sí la traducción de las ideas de “claro” y “oscuro”, escritos respectivamente en estos ideogramas:

Yin

proveniente del pictograma original que representa las laderas de una colina

pictograma de un techo que simboliza algo que recubre, que esconde

pictograma que representa una nube

Yang


representa el sol arriba del horizonte

es la representación de los "rayos de luz

Yin” significa de este modo, etimológicamente: “ladera a la sombra, lado norte, sombra de una colina” y de allí, por extensión: “oscuridad”;

Yang”, “ladera al sol, lado sur, iluminado de una colina”, y de allí: “luz”.

Dos laderas opuestas, pero nunca una sin la otra, y cuyas cualidad o estado respectivo son relativos y cambiantes, al inducir la idea de oposición, las ideas de complementariedad e inseparabilidad, de relatividad e interdependencia, de constante mutación y alternancia entre los dos opuestos.

Los aspectos incluidos en la noción de Yin-Yang, son aplicables a todos los niveles de la manifestación. De este modo, como principios opuestos sera: Yang: todo lo que proviene de la naturaleza del Cielo, que es del orden de la Esencia, del espíritu, de lo iluminado, de lo cualitativo; es positivo, activo, masculino, creativo, externo; en la naturaleza: el firmamento, el sol, el día, el verano, el Este y el Sur (direcciones en que el sol se levanta y crece), el fuego, el calor, lo seco, lo duro, el rojo…; el círculo (símbolo del Cielo), lo temporal, lo vertical, la actividad, el movimiento, la expansión, lo que va hacia arriba; los números impares y generalmente todo lo que está “en acto”;.

Nos referiremos a Yin, como a todo lo que proviene de la naturaleza de la Tierra, que es del orden de la sustancia, de la materia, de lo oscuro, lo denso, lo cuantitativo; es negativo, femenino, receptivo, interno; en la naturaleza: el sol, la luna, el invierno, el Oeste o el Norte, el agua, el frío, lo húmedo, lo blando, lo negro….; lo cuadrado (recuerda las parcelas que miden la tierra), lo horizontal, lo espacial, el reposo, la inercia, la concentración, lo que va hacia abajo; los números pares (ya que están derivados de los números impares) y más generalmente todo lo que está “en potencia, nunca nada es totalmente Yin o totalmente Yang; todo es combinación de ambos en una unidad indisociable, binomio esencialmente dinámico en que ambas fuerzas contradictorias están en perpetua interacción, alternan, se inter penetran, se convierten en una y otra en el constante ajuste de sus niveles relativos.
No hay crecimiento indefinido de una cualidad en desmedro de la otra; el apogeo de una demuestra al ser alcanzada ineluctablemente el límite más allá del cual se produce el giro: “Cuando la luna está llena, comienza a decrecer”, dicen los chinos. Todo en el universo es de este modo alternancia cíclica entre una fase alta (Yang) y una fase baja (Yin): al día sucede el crepúsculo y la noche; a la noche, el alba y el día; al verano, el invierno, a la subida, la bajada; a la actividad, el reposo; al calor, el frío sublima el agua en vapor que el frío vuelve a condensar en agua; al nacimiento y al crecimiento suceden la decadencia y la muerte…. en un perpetuo devenir y proceso de transformación, fruto de la contradicción interna inherente a cualquier inmanencia; y en esta tensión interna se encuentra el verdadero motor de la manifestación. De allí la idea correlativa en la noción de Yin-Yang de constante mutación de todas las cosas, aspecto sobre el que el “Yi-King” había puesto particular énfasis: todo, entre Cielo y Tierra es movimiento constante entre dos polos, cambios de estado continuo en las combinaciones infinitas.
Contenido múltiple y con una riqueza infinita que sintetiza en toda su dinámica y su plasticidad, el símbolo bien conocido del Yin-Yang:

De este juego complejo del Yin-Yang, generador de todas las cosas y “ley del universo”, participa totalmente el hombre, criatura en sí, integrada en el cosmos, microcosmos a imagen del macrocosmos. De allí la importancia primordial otorgada a este principio Yin-Yang por la medicina china tradicional.

Yin y Yang son la ley del universo (…)
arriba está el Cielo, abajo el Suelo principal,
Y entre los dos se encuentra el Hombre.
Ésta es una relación inmutable
que sirve de fundamente ante cualquier especulación sin riesgo de error;
Es por lo tanto el principio de la medicina” (…)
“Para curar las enfermedades, se debe estudiar el principio” (…)
“Querer curar la enfermedad
sin tener en cuenta los ordenadores celestes y los principios terrestres,
es ir hacia el fracaso, si no hacia el desastre” (…)
y también:
“olvidarlo (…) es olvidar que Yin y Yang son principios mutantes
y que el hombre sigue estas mutaciones perfectamente previsibles por anticipación”.

(“Neï-King Sou Wenn”, Cap. 5, 6, 75).

Se puede decir que sin el Yin-Yang no hay medicina china tradicional. En el “Huang-Ti Neï-King”, el canon de esta medicina, su noción es omnipresente: todo, desde la fisiología (estructuras y funcionamiento) hasta la patología y las aplicaciones clínicas (diagnóstico y tratamiento) está visto en términos de Yin-Yang.

Yin y Yang son la razón de la vida y la muerte” – de la vida, por la reunión de los dos “Ki” (energías); de la muerte, por su separación.

La salud es equilibrio armonioso entre las 2 energías, la enfermedad, ruptura de este equilibrio por un exceso de una en desmedro de la otra. El tratamiento consiste en restablecer el equilibrio roto dispersando la energía en exceso y tonificando la energía en carencia. La enfermedad es así tratada desde su misma raíz, y no al nivel de los síntomas, que no son sino las manifestaciones externas del alerta y desaparecen por sí mismos cuando erradicamos la causa del mal.

A modo indicativo, la medicina china clasifica de la siguiente manera los diversos elementos:

Yin: función; víscera “llena”; interno; profundo; partes abdominales o protegidas; bajo; frío; carencia.

Yang: estructura; víscera “hueca”; externo; superficial; partes dorsales o expuestas; alto; caliente; exceso.

Clasificación que nunca debe hacer olvidar que estas características Yin-Yang siempre son relativas, que nunca nada es totalmente Yin o Yang y que en el hombre las dos fuerzas están en perpetua mutación. Nociones fundamentales, en la medicina china, que explican su concepción pragmática y holística, en donde paciente, diagnóstico y tratamiento son constantemente revisados de manera global en el aquí y ahora

(1) Neï-King Sou Wenn:

(2) Tao Te King:

Shizuto Masunaga

Publicado en la revista "Ido No Nippon"

Traduccion:E Kohen

Revisión técnica: Daniel Donatto

Agradecimientos: A Pepe Gil Vázquez por el soporte y la colaboracion


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